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P.A.I.P.E. Mareas Rojas

  • Por Nico Segovia
  • Septiembre 13, 2016
  • 4 Comentarios
  • conspiraciones, Marea Roja, Mitos, P.A.I.P.E, Salfate

Foto: FWC Fish and Wildlife Research Institute

 

Si es primera vez que nos lee, debe saber que los P.A.I.P.Es forman parte de una sección especial. Mire acá de qué se trata.

El polémico informe de Greenpeace ha revivido un tema importante en términos sociales y científicos: las floraciones algales nocivas (FAN) o mareas rojas.

Esto nos da una buena oportunidad para romper algunos mitos que usted probablemente ha escuchado estos últimos meses.

Estos son tres ganadores del P.A.I.P.E. sobre este fenómeno tan recurrente en nuestras costas.

Nota: Puede hacer click en cada referencia usada para acceder a ella. 

 

1. Las mareas rojas no afectan a la fauna marina

Usted debe haber escuchado esto más de una vez y quizá incluso lo repitió. No es extraño que mucha gente haya pensado que esto era correcto, pues las mareas rojas usualmente son mucho menos dañinas. Sin embargo, la marea roja que afectó recientemente a Chiloé fue algo tremendo.

La presencia de marea roja no es algo nuevo en la zona, ni menos en Chile, por lo que los hombres del mar están acostumbrados a lidiar con estas. Pero esta vez, el nivel de daño fue algo sin precedentes.

Si bien en términos sociales lo más mediático es el efecto de estas toxinas en la salud humana, ¿es cierto que la fauna marina es inmune?

La respuesta es un categórico «no».

Partamos por lo obvio.

Aves y mamíferos sufren tanto como nosotros con estos «blooms». Hay numerosos registros de mortandades masivas de aves, lobos marinos, focas, ballenas (Bargu et al. 2010, Bargu et al. 2011, Scholin et al. 2000,  Wilson et al. 2016, Landsberg 2002, entre otros), ya sea por contacto directo o por consumo de organismos contaminados.

Algunos de los artículos mostrando mortandad en animales causada por la marea roja.

En el caso de los invertebrados, particularmente aquellos filtradores, si bien los efectos son, en general, subletales e incluso imperceptibles, se pueden encontrar registros de disminución en el crecimiento, disminución en la tasa de fecundidad, pérdida de capacidad de movimiento, disminución en la tasa de alimentación, entre otros (ver Lansberg 2002). De hecho, durante la pasada crisis, el 90% de la machas varadas volvieron al mar luego de unos días, y otro porcentaje presentaba movimientos erráticos como si estuvieran paralizadas. Algo nuevo probablemente, pues estos organismos nunca habían estado sometidos a un nivel tan alto de toxicidad.

En general, estos animales tienen conductas de escape ante la proliferación de microalgas y dinoflagelados tóxicos, ya que a pesar de que pueden tolerar bastante bien la acumulación de este tipo de toxinas, intentan evitarlas. En este caso, la extensión de la marea roja fue tan grande que no tuvieron escapatoria.

En el siguiente link encontrará una tabla que resume los principales efectos de las toxinas en animales marinos:

Jan H. Landsberg. «The Effects of Harmful Algal Blooms on Aquatic Organisms». Reviews in Fisheriess sciences (2002). 10:2, 113-390.

2. Estos organismos necesitan nutrientes y esos no los trae ni el cambio climático ni El Niño

El biólogo Hector Kol (o al menos ese pseudónimo usa para difundir su investigación) se paseó por diversos medios con ese discurso, el cual fue replicado por mucha gente que confió en el dominio teórico del experto. El punto parecía válido: intentaba darle soporte a la hipótesis de que la responsabilidad de esta crisis recaía exclusivamente en la industria salmonera, quien era la que provocaba este superávit de nutrientes en el medio (fenómeno conocido como «eutrofización»). Si bien la literatura al respecto no es tan amplia, existen registros sobre una relación causal entre el afloramiento de algunas microalgas tóxicas y la cantidad de nutrientes aportados por los desechos de esta industria.

De hecho, Alejandro Buschmann, miembro del comité de científicos de la academia de ciencias que está estudiando este fenómeno en la zona, publicó una de las revisiones más importantes al respecto (Buschmann et al. 2006)

Buschmann et al. 2006

Buschmann et al. 2006

Pero la crisis chilota responde a algo mucho más complejo y sugerir que el cambio climático o El Niño no explican el alza de nutrientes es un error teórico grave. El desplazamiento de aguas ecuatoriales subsuperficiales por efecto de El Niño, conocidas como «Corriente de Gunther», es caracterizada por una baja salinidad, temperaturas sobre los 22ºC, contenido de oxígeno muy bajo y una alta cantidad de nutrientes. Un ciclo de El Niño tan intenso como este, sumado a condiciones climáticas específicas a este año (verano seco, anticiclón fortalecido hacia el sur, vientos dirección sur, etc.) produjeron surgencias costeras inusuales, es decir, ascendencia de aguas profundas ricas en nutrientes a la superficie. Esto generó las condiciones propicias para los afloramientos de este tipo de organismos tóxicos.

Entre las aguas de origen Ecuatorial y las surgencias costeras hay dos vías de altos nutrientes que podrían ser mucho más importantes en términos espaciales que las que podría aportar a nivel local la eutrofización.

Entonces, ¿es cierto que El Niño es factor irrelevante en el alza de nutrientes? No.

3. La marea roja es un fenómeno poco natural

El concepto de que algo es «poco natural» o «antinatura» es bastante usado como recurso argumentativo. Que algo sea «poco natural» significaría que son las acciones humanas las que explican la ocurrencia del fenómeno; en el caso de comportamientos, se supone que una conducta «poco natural» o «no natural» no se presentaría en animales distintos al ser humano.

Este argumento fue muy utilizado, incluso por las autoridades parlamentarias. Pero, ¿podemos hablar de que las mareas rojas son poco naturales?

Captura de guidogirardi.cl que afirma que la marea roja es «poco natural»

Captura de guidogirardi.cl que afirma que la marea roja es «poco natural».

Probablemente, el primer registro sobre mareas rojas viene del antiguo testamento (Éxodo 7:20-21) en donde «el agua del río se tiñó de sangre. Los peces del río murieron y el agua estaba tan contaminada que lo egipcios no podían beberla». Esto sugiere que al parecer el ser humano viene percibiendo los efectos de estos pequeños organismos desde hace bastante tiempo.

En este contexto, uno de los géneros de protozoos más nocivos para la salud animal (incluyendo humanos) es «Alexandrium»: un pequeño, pero resistente, dinoflagelado del que usted probablemente escuchó muchas veces este año, pues es uno de los responsables de las mareas rojas.

Entonces, ¿desde cuándo Alexandrium causa estragos en las costas del mundo? Es difícil estimarlo de forma exacta, pues organismos como estos no dejan registro fósil. Pero basado en investigaciones a nivel molecular y estimaciones taxonómicas, podría sugerirse que este género como tal lleva al menos 10 millones de años habitando las costas del mundo (Taylor 1984, Taylor 1987, Scholin et al. 1995).

Entonces, tomando como referencia a Alexandrium: ¿es una marea roja un fenómeno poco natural?

Porque, en ese caso, sería un fenómeno «poco natural» que lleva ocurriendo desde hace al menos 10 millones de años.

Scholin et al. 1995

Scholin et al. 1995

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4 Comments

Ricardo Segovia
  • Sep 17 2016
  • Responder
Estimados, felicitaciones y gracias por el trabajo. Con la intención de colaborar en el debate, quisiera hacer algunos comentarios respecto a la presentación de los argumentos y la necesidad de despejar la ciencia de los juicios de valor a título personal. Me parece relevante destacar que hay relaciones que no se mantienen a través de la nota. En la primera parte se discute la relación entre eutrofización por desechos de la salmonicultura y el aumento de la densidad de los floramientos de dinoflagelados, mediante la presentación de evidencia que sugiere que podría haber una relación causal. Desde esta evidencia surge la sospecha de que el último evento de "marea roja" podría ser una consecuencia del efecto acumulado de la presencia de la salmonicultura en Chiloé. A mí esa concatención de ideas me parece bastante razonable. Luego en la segunda parte de la nota se describen algunas características del agua en las corrientes asociadas al fenómeno del Niño y las surgencias en la región; entre ellas, su importante carga de nutrientes. Acto seguido, y sin respaldo empírico, se pasa a sugerir que su aporte de nutrientes podría explicar mejor que la salmonicultura la intensidad del floramiento en discusión. Pese a que esta hipótesis pueda parecer razonable, creo que no se presentan elementos suficientes como para refutar la relación establecida en los trabajos revisados por Buschmann et al. 2006. Me parece que no hay evidencia que permita comparar la influencia de los factores "salmonicultura", "Niño" y "surgencias" sobre grandes eventos de marea roja, en condiciones similares a las de los canales en el sur de Chile. En este sentido, pienso que habría que ser más cautos y no forzar la contraargumentación más allá de lo posible. En la misma línea, no creo que sea relevante levantar un mono de paja en torno a la figura de Héctor Kol, sobre todo habiendo aportes como los estudios de Buschmann invitando a la construcción de un análisis más robusto del problema. Creo que las fortalezas metodológicas y las dinámicas de verificación social que ofrece el trabajo científico están muy por sobre la pelea chica de los perfiles personales, aunque entiendo que pueden haber otras perspectivas en torno a las formas de plantear el problema. Espero que mis comentarios sean bien recibidos y para finalizar quisiera nuevamente agredecer el tiempo que están dedicando a elevar la discusión en torno a la relación entre el trabajo científico y la sociedad, o entre la ciencia y la cultura. Saludos,
    Ricardo Segovia
    • Sep 17 2016
    • Responder
    pucha, esta opinión estaba estructurada en párrafos que hacía más fácil su lectura. No sé por qué se fue todo junto. Lo siento.
      Ricardo Segovia
      • Sep 17 2016
      • Responder
      perdón de nuevo, no puedo editar. Cuando digo primera parte me refiero a la primera parte del punto 2. Mi intención es discutir en torno a ese punto.
Jorge Osses
  • Oct 26 2017
  • Responder
Primera vez que veo que alguien escribe algo razonable. Felicitaciones. PERO...Debes revisar las características físicas de las Aguas Ecuatoriales subsuperficiales: a) alta temperatura NO, al contrario las zonas de surgencia se caracterizan por bajas temperaturas. b) baja salinidad, esto es relativo, depende de donde estés y las modificaciones que haya sufrido la masa de agua, pero en general, y especialmente en la zona de Chiloé, no serían bajas. Y este tipo de masa de agua han sido observadas principalmente en el Canal Moraleda. Contrariamente a la "lógica", el mar interior goza de una alta estabilidad en el campo salino y en general con altas concentraciones de oxígeno, al menos en zonas someras. c) El asunto de los nutrientes es un temazo...no hay datos suficientes. Ergo no se puede asumir ni concluir nada. Es una gran pena.

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