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Los gigantescos hombros de Newton

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Fecha de Publicación
2017/03/22
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Por Joaquín Barañao para Etilmercurio
Joaquín ha expandido el contenido de su libro, Historia Universal Freak, para presentarlo como un artículo completo en Etilmercurio.
La expresión «pararse a hombros de gigantes» indica que el edificio del conocimiento se construye a la manera de una inacabable posta. No podríamos haber edificado los pisos superiores si quienes nos precedieron no hubiesen asentado primero las fundaciones. Por eso, Google Scholar, el mayor indexador de hombros del planeta, escogió esa frase como su eslogan.
Aunque la expresión data del siglo XII, fue popularizada por Isaac Newton en 1676. Esto resulta curioso por al menos dos razones: la primera es que la plasmó en una carta a su rival Robert Hooke quien, irónicamente, era más bien bajo y tenía la espina dorsal anormalmente curvada; la segunda es que el edificio contemporáneo de la ciencia ha abusado más de los hombros de Newton que de ningún otro, quizás el mayor portento intelectual que ha pisado este planeta. Una singular amalgama de religión y ciencia.
Respecto a la religión, era devoto hijo de padres puritanos. Profesaba el arrianismo, cuyo principal postulado era que no existía la Santísima Trinidad, aun cuando su college era el Trinidad (1). A los 19 años hizo una lista de sus 57 peores pecados, que incluía nimiedades tales como «hacer tortas un domingo en la noche»(2). Computó el 4000 AC como la fecha de la Creación (3) y usó el libro bíblico de Daniel para anunciar que el fin del mundo ocurriría en 2060: «Con este cálculo (...) espero poner un alto a las conjeturas de hombres fantasiosos que predicen frecuentemente la fecha del fin, trayendo las sagradas profecías al descrédito tan a menudo como sus mismas predicciones fallan» (4). De las diez millones de palabras que escribió a lo largo de su vida, sólo el 30% tratan de ciencia, mientras que un 10% versan sobre alquimia y la mitad sobre teología(5). La lectora o lector avispado habrá sacado rápidamente la cuenta y se habrá dado cuenta de que falta un 10%. La verdad es que las fuentes consultadas no nos dicen a qué corresponde ese 10%, así es que esto quedará abierto a especulación.
Respecto a la ciencia y hombros de gigantes en general, abra una página al azar de un diccionario científico y algo llevará su nombre. Describió la ley de gravitación universal y demostró que las leyes físicas terrestres son las mismas que gobiernan los cuerpos celestes. Definió las bases de la mecánica clásica, descubrió que el color es una propiedad intrínseca de la luz y construyó el primer telescopio reflector de la historia. Determinó la ley de convección térmica y colonizó el terreno de la mecánica de fluidos al establecer la ley de viscosidad. Ah, e inventó el cálculo diferencial, pero eso sólo porque lo necesitaba para sus otros asuntos. Lagrange dijo de él que fue «el mayor genio que ha existido y también el más afortunado, pues sólo se puede descubrir una vez un sistema que rige el mundo».
Buena parte del periodo más productivo de Newton fueron los dos años que estuvo enclaustrado en Woolsthorpe, mientras la Universidad de Cambridge permanecía cerrada por la Gran Plaga. Cerca del 15% de los londinenses perdieron la vida, trauma que explica que aún sea ilegal parar un taxi si has contraído «la plaga» (6). Este es el periodo, a los 23-24 años de edad, en que sentó las bases del cálculo diferencial e integral y que vio caer la famosa manzana que tanto lo inspiró sobre gravitación (pero que, para decepción de la afición, jamás cayó sobre su cabeza). Aunque fue una década antes de que Gottfried Leibniz desarrollara el cálculo en forma independiente, el alemán publicó sus resultados nueve años antes que Newton, dando pie a una encendida controversia que animó por años la esfera científica.
Consideraba su cuerpo una extensión del laboratorio. Con la alquimia y la consecución de la Piedra Filosofal en su pool de intereses, probaba químicos con su propia lengua, algunos altamente tóxicos. Del letal mercurio escribió que era «fuerte, agrio, ingrato», y su cadáver contiene quince veces la concentración normal. En cierta ocasión, sólo para evaluar las consecuencias, insertó una larga aguja en su ojo y luego la frotó con la intención de llegar hasta el cráneo, «entre el ojo y el hueso, lo más cerca a la parte posterior del ojo que pude». Providencialmente, ningún daño permanente ocurrió (7). Eso es compromiso con la causa científica. O masoquismo.
A una edad más avanzada, cuando sus aportes más significativos ya habían quedado plasmados en letras de molde, fue admitido al Parlamento Británico en representación de la Universidad de Cambridge. Su aporte legislativo, en todo caso, no da para incluirlo en su currículum: contaban sus contemporáneos que en todos esos años pidió la palabra una sola vez... para pedir que se cerrara una ventana porque hacía frío(8).  No hay forma de probar la veracidad de la historia, pero es significativo que no haya registros que la desmientan.
«No importa cuándo leas esto»
En 1696, el matemático suizo Johann Bernoulli desafió a sus colegas europeos a resolver dos problemas aún sin solución. Les dio seis meses. Sólo Leibniz logró dilucidar uno de ellos, a duras penas y sin llegar a una solución general, y pidió extender el plazo. Entonces entró a escena Sir Edmond Halley, el hombre que, acertadamente, calculó la órbita del cometa epónimo. Y el mismo que, estrafalariamente, describió la Tierra como una serie de esferas concéntricas, cuyos gases interiores fugados a la superficie causaban la aurora boreal. Halley se percató de que el problema no había llegado a manos del viejo Isaac, por aquel entonces retirado de las canchas y dedicado a su soporífera ocupación de custodio de la Casa de la Moneda. Newton recibió el desafío a las 4 P.M. del 29 de enero de 1697, un año después de su publicación. Antes de partir al trabajo el día siguiente, había inventado toda una nueva rama de la matemática llamada el cálculo de variaciones y había enviado en forma anónima la respuesta a ambos problemas (9). Bernoulli declaró vencedor a Newton. Tanquam ex ungue leonem, «Por sus garras se conoce al león», fue todo lo que tuvo que decir cuando le preguntaron cómo había reconocido la autoría.
El que en su momento no había podido reconocer esas garras fue el Consejo de la Royal Society, que en 1686 declinó publicar la obra cumbre de Newton, el Principia Mathematica, y destinó en su lugar el limitado presupuesto para ofrecer al lector Historia de los peces (10).
Por el contrario, Subrahmanyan Chandrasekhar, premio nobel de física en 1983, le puso el hombro al Principia. Se planteó el desafío de resolver cada uno de los postulados del libro en forma independiente. Tras años de trabajo, su conclusión fue la siguiente: «Que todos estos problemas hayan sido enunciados, resueltos, y estructurados en una secuencia lógica en 17 meses está más allá de la comprensión humana. Puede ser aceptado sólo porque es un hecho».
Murió a los 84 años de edad. Virgen. Vivió toda su vida dentro de un triángulo cuyo lado más largo tenía un poco más de 100 millas: Cambdrige, Woolsthorpe y Lincolnshire. El hombre que explicó las mareas nunca vio el mar.

Referencias

1. James Gleick. "Isaac Newton". Ed. Knopf Doubleday Publishing Group, 2007. ISBN: 9780307426437. Pág. 221 http://books.google.cl/books?id=ngQJ3Bh1WjcC&pg=PA221
2. Richard S. Westfall. "The Life of Isaac Newton". Ed. Cambridge University Press, 1994. ISBN: 9780521477376. Pág. 23 http://books.google.cl/books?id=c02WiSX_dT4C&pg=PA23 Lista completa: http://www.newtonproject.sussex.ac.uk/view/texts/diplomatic/ALCH00069
3. 1- Alan Ford, Ussher, James (1581–1656), Oxford Dictionary of National Biography, Ed, Oxford University Press 2004 2- William Shakespeare. “As You Like It” IV acto, primera escena 3- Isaac Asimov. "Asimov's biographical encyclopedia of science and technology ". Ed. Oxford University Press, 1989. ISBN: 9780195060690. Pág. 106 4- Ian Stewart. "The Mathematics of Life". Ed. Basic Books, 2011. ISBN: 9780465022380. Pág. 66 http://books.google.cl/books?id=u4X4cRaZlJUC&pg=PA66
4. "Newton set 2060 as the end of the world". BBC, 2 de febrero de 2003 http://www.bbc.co.uk/pressoffice/pressreleases/stories/2003/02_february/22/newton_2060.shtml
5. Adam Mann. “The Strange, Secret History Of Isaac Newton’s Papers”. Wired, 14 de mayo de 2014 http://www.wired.com/2014/05/newton-papers-q-and-a/
6. Wade, Alex. "The world's strangest laws" The Times, 15 de agosto de 2007 http://www.thetimes.co.uk/tto/law/article2210005.ece
7. Bryson, Bill. "A Short Story of Nearly Everything". Ed. Black Swan, 2004. ISBN 0552997048. Pág. 70
8. Richard S. Westfall. "The life of Isaac Newton". Ed. Cambridge University Press, 1994 ISBN 9780521477376. Pág. 197 http://books.google.com/books?id=5bVE7dg98B4C&pg=PA197
9. Sagan, Carl. "Cosmos". Ed. Ballantine Books. 1985. ISBN 0345331354. Pág. 57-58
10. Julie Wakefield. "Halley's Quest". Ed. Joseph Henry Press, 2005. ISBN: 9780309654036. Pág. 76 http://books.google.cl/books?id=_GZ3AgAAQBAJ&pg=PA76