Search

John Allen Paulos. Un matemático lee el periódico

Autor
Categoría
Arteimerosal
Matematicas
Medios
Fecha de Publicación
2016/11/05
7 more properties
Por Andrea Palet, periodista

(Esta recomendación es vieja, pero yo también, y qué tanto: nada ha cambiado que la haya hecho innecesaria.)

Leer sobre matemáticas en la vida diaria, aunque usted no lo crea, tiene harto que ver con ser un mejor ciudadano, uno que entienda las dificultades prácticas de pedir imbecilidades, y que sea capaz de oponer resistencia a las falacias argumentativas y la información interesada con que nos bombardean por todos lados.
A pesar de unos cuantos chistes matemáticos (al final les cuento el de los tres estadísticos que salen a cazar patos), y de su tono ameno, este es un libro que se puede adoptar perfectamente como biblia de urgencia. La motivación es contundente, y la provee el autor: «Usted puede elegir entre tener claras algunas nociones básicas de matemática o no tenerlas, pero debe saber que si no las tiene será una persona mucho más manipulable». Lo sabemos. Lo sabe quien esto escribe, cuyo analfabetismo matemático le impide comprender buena parte del vasto mundo, ese que existe más allá de la regla de tres, las tablas de multiplicar y la división por punto nueve para calcular los honorarios brutos.
Paulos, matemático estadounidense con una larga carrera tratando de conectar los números con la cultura popular, tuvo un modesto primer éxito editorial con El hombre anumérico (lo leí y entendí poco, para qué les voy a mentir), y desde entonces ha publicado varios libros para ayudar a quienes tenemos este problemita. Un matemático lee el periódico (este sí lo entendí) hace exactamente el ejercicio que el título promete: presenta 52 ejemplos de noticias o temas de aparición habitual en la prensa y luego desmenuza lo que está en juego, desarrollando con nociones matemáticas lo que el «periodismo mágico» no supo o no quiso explicar.
Para aclarar las conexiones entre personajes de farándula en las páginas sociales, por ejemplo, acude a matrices de incidencia. Y para recordarnos cuándo la precisión en las cifras es absurda e irrelevante, cita las notas sobre cosméticos o recetas de cocina que prometen «761 calorías y 22,6 gramos de grasa por porción».
El libro se ordena como las secciones de un diario (política, economía, sociedad, deportes, salud, gastronomía, y sí, también moda, espectáculos, e incluso obituarios, sin olvidar la publicidad) y repasa graves errores de presentación e interpretación en gráficos, estadísticas, porcentajes, cifras electorales, marcas o puntajes en deporte, y así. En la sección «Ciencia, salud y medio ambiente» recalca la importancia de situar los estudios en su contexto, y los problemas de interpretar estadísticamente los riesgos de salud, entre otros temas. Y en «Política, economía y la nación» habla, con ejemplos gringos que pueden extrapolarse fácilmente a nuestro país, de cifras de caídos en guerra, de tratados de libre comercio, del discurso de los políticos y de las predicciones de recesión de los economistas.
Es latoso que se ría de uno alguien que probablemente no distingue entre matadero y peluquería –porque Paulos se ríe de mí, lo tengo cachado–, pero es mejor pasar vergüenza una vez y leyendo un libro antes que ver, impotente, cómo triunfa el más gritón de la junta de vecinos o un proyecto de ley sin fondos porque no fuimos capaces de entender o de explicar algunas cosas que debiéramos saber desde el colegio. En eso consiste, entre otras cosas, la libertad responsable.
Paulos tuvo durante años una columna sobre el trasfondo matemático de las noticias en ABC News que se llamaba Who's Counting (¿Quién lleva la cuenta?); ahora está en Twitter  y tiene 24.152 seguidores, que espero fervientemente se conviertan en 24.153 al menos, para que mis jefes en Etilmercurio estén contentos y no me obliguen a contar en voz alta el siguiente chiste fome:
Tres estadísticos fueron a cazar patos. El primer estadístico disparó su escopeta y el tiro pasó justo 15 centímetros por encima del pato. Luego hizo puntería el segundo estadístico y el tiro pasó 15 centímetros por debajo del pato. Entonces el tercer estadístico tiró lejos la escopeta: «¡¡Bien, le dimos!!».
Un matemático lee el periódico
John Allen Paulos
288 páginas