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In Memoriam - Stephen Hawking (1942-2018)

Autor
Categoría
Astronomía
Ciencia
Física
Fecha de Publicación
2018/03/14
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Podríamos decir que el cuerpo humano es una organización compleja de células, una conformación estructural estable que lidia día a día con el ambiente y consigo mismo. Sin esta estructura, vivir parece imposible.
Sin embargo, el «vivir» trasciende lo estructural. Nuestras múltiples motivaciones y sueños se basan en el movimiento, en el «hacer». Una mañana se nos ocurre salir a correr y, sin darnos cuenta, podríamos llegar a la ciudad más cercana sin problemas. En ese trayecto, podríamos pensar mucho, incluso el porqué de que estemos corriendo.
Pero hay personas que proyectan su cuerpo hacia el infinito.
Una de ellas fue Stephen Hawking: un conjunto de átomos celulares proyectados hacia la comprensión del Universo observable del que somos parte.
Stephen Hawking era además un ser tecnológico. Su propio ser orgánico, dañado hasta lo intolerable por una esclerosis lateral amiotrófica diagnosticada a los 21 años, estaba adaptado a distintos dispositivos que le permitían comunicarse con el entorno. Su silla de ruedas le facilitó el movimiento ¡y con ella llegó incluso a la Antártica!

Desde agujeros negros a viajeros del tiempo

Hawking dedicó su carrera científica al estudio de la estructura del Universo a gran escala. Demostró varios teoremas sobre las singularidades existentes en la teoría de la relatividad general de Einstein. En particular, Hawking mostró que los agujeros negros no son solamente un invento matemático, sino que son físicamente realizables: una zona del espacio-tiempo donde gran cantidad de masa se aglutina en un volumen muy pequeño (una singularidad). Si no nos cree, pregúntele a los ganadores del Nobel de Física 2017.
Casi toda su investigación se basa en este fenómeno del universo. Dentro de este mismo contexto, desarrolló la idea de que los agujeros negros en presencia de fluctuaciones cuánticas emiten radiación, la «radiación de Hawking», y que pueden perder materia hasta desaparecer. A la vez, si se pierde esta materia, también se pierde la información que esta tiene codificada (su masa, carga, momentum, días de vacaciones, etc.), lo que dio inicio a una serie de trabajos sobre la paradoja de la información en la gravitación unida a la mecánica cuántica. Además de unir teóricamente la gravedad y la cuántica en un modelo que aún no puede ser demostrado, mostró que los agujeros negros son objetos termodinámicos (como una estufa a carbón que genera humo... un Paribeth cósmico), lo que revolucionó la forma de entender la naturaleza de estas singularidades.
Otro de sus extraordinarios aportes a la ciencia fue corroborar la teoría del Big Bang, el fenómeno con que se generó el tiempo y todo nuestro universo.
Pero Hawking no se sintió satisfecho con sus publicaciones científicas: también hizo su aporte en la importante misión de acercar la física y el estudio del universo al público general. De esta inquietud nacieron varios libros de divulgación como El universo en una cáscara de nuez, Breve historia del tiempo o El gran diseño.
Es decir, no conforme con desarrollar investigaciones y teorías de primer nivel, dedicó parte de su tiempo e intelecto a acercar los más extraños fenómenos físicos del universo a cualquier persona con un mínimo de curiosidad.
Así, por ejemplo, en Breve historia del tiempo, dedica el 85% del libro a recorrer la historia de la física, entregándole herramientas al lector para que pueda comprender los fenómenos físicos complejos que suceden en los límites de la relatividad... cuando nos acercamos peligrosamente a un agujero negro. Y a este fenómeno dedica el 15% restante del libro.
Además de esto, Hawking tenía un particular sentido del humor (que se ve reflejado en sus libros). Una vez decidió hacer un singular «experimento» para probar la existencia de viajeros en el tiempo (sí, tal como suena): organizó una fiesta privada en la que sirvió champaña y agasajos para todos quienes llegaran a ella con su invitación. El detalle es que envió las invitaciones después de hecha la fiesta, para asegurarse de que llegara a los destinatarios correctos. Ah, y por si se lo pregunta: no, no llegó nadie. Y eso que Hawking esperó un tiempo prudente en caso de que los viajeros del tiempo no compartieran su puntualidad inglesa.
Su trabajo le valió numerosos premios y distinciones. Pero como creemos que es una lata ponerlas aquí, puede verlas directamente en este enlace a Wikipedia.

«¡Mamá! ¡Salí en la tele!»

La genialidad de Hawking, sumada a la discapacidad física que padecía, lo convirtieron en un personaje fascinante para los medios de comunicación. Era muy común que aceptara invitaciones a ferias científicas y eventos populares, pero además se convirtió en un personaje recurrente para la televisión.
The Big Bang Theory, Los Simpsons, Los padrinos mágicos y Futurama, entre otros, fueron algunas de las series de televisión que tuvieron de estrella invitada a un irónico Hawking. Esto lo convirtió en uno de los primeros científicos y divulgadores en vincularse tan estrechamente a la cultura popular.
Y podemos decir que fue una estrategia exitosa: probablemente, si usted hoy le pregunta a cualquier niño o joven quién era Stephen Hawking, le responderá que era un físico que estudiaba los agujeros negros, o al menos que era un importante científico postrado en su silla de ruedas.
Sí, incluso en esa serie innombrable
Hawking fue tan icónico que el año 2014 se estrenó una película basada en las memorias de su primera esposa, Jane Hawking: La teoría del todo. A través de la genial interpretación de Eddie Redmayne (que le significó un Oscar a mejor actor), pudimos conocer aspectos más personales de la historia del científico, su relación con las mujeres y cómo enfrentó el diagnóstico de su enfermedad siendo muy jove
Por si fuera poco, en 1994 Pink Floyd incluyó su voz en la canción «Keep Talking» del álbum The Division Bell. Aquí una de sus intervenciones en su voz electrónica, al principio de la canción:
*«For millions of years mankind lived just like the animals.**Then something happened which unleashed the power of our imagination.*We learned to talk.»
¡Un crack!

De universos fallidos

Resulta imposible hablar de Stephen Hawking sin mencionar la enfermedad degenerativa que traicionó su cuerpo.
Sin embargo, muchas veces se suele obviar el hecho de que, además del soporte tecnológico y humano que tuvo para sobrellevar su enfermedad, hubo un importante apoyo estructural. Fue el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido el que cubrió gran parte de sus gastos médicos: por ello no es raro que Hawking siempre estuviera en contra de su privatización. Es en buena parte gracias a la existencia de un sistema público nacional de salud fuerte y comprometido que Hawking pudo continuar trabajando como científico, haciendo grandes aportes a la humanidad, sin tener que recurrir a bingos o rifas como ocurriría en Chile.
Cuando se habla de inclusión, Stephen Hawking es un ejemplo extraordinario. No hubo barreras para el pensamiento y la divulgación de sus ideas. Probablemente hubo en algún momento barreras físicas y prejuicios, pero la misma sociedad se ha ido lentamente adaptando y comprendiendo la riqueza de la diversidad humana.
Este es, sin duda un punto importante: las charlas de autoayuda suelen destacar muchas veces la vida de Hawking como un ejemplo de superación. Que vivió durante más de 50 años con una enfermedad que, con suerte, le aseguraba 5 años de sobrevida. Que superó sus limitaciones físicas para convertirse en un genio y que para ello solo es necesario voluntad, una actitud positiva y cosas así.
Lo cierto es que desconocemos cuánta gente con una discapacidad física o mental importante podría haberse convertido en un aporte para la humanidad como lo fue él. Hawking, como en la teoría de los multiversos, tuvo la suerte de nacer y crecer en un país con un sistema público de salud robusto y una educación privilegiada que no existe en gran parte del mundo. Tal como ocurre con los «universos fallidos» de los que no tenemos idea, ¿cuántas mujeres y hombres brillantes, músicos, escritores, bailarines, artistas, científicos o activistas políticos han muerto o han quedado imposibilitados de hacer sus contribuciones en la construcción de un mundo mejor?
Hawking es una figura que nos ha podido enseñar muchísimo en ámbitos muy diversos. Y nos recuerda que aún queda mucho por hacer. Como una pequeña muestra, pensemos que si Stephen Hawking hubiese sido invitado al cambio de mando, le hubiese tocado entrar al Congreso Nacional por la puerta de servicio, tal como le pasó al Presidente de Ecuador Lenin Moreno.
Por todo eso y mucho más, le damos gracias, doctor Hawking.
De aquí a las estrellas.
Equipo Etimercurio.