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Gaviota cósmica: la hazaña de Valentina

Autor
Andrea Aguila
Andrea Aguila
Alejandro Sophila
Alejandro Sophila
Categoría
Astronáutica
Ciencia
Física
historia
Fecha de Publicación
2020/06/17
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Qué vamos a hacer con tanto Tratado del alto cielo Ayúdame, Valentina Ya que tú volaste lejos Dime de una vez por todas Que arriba no hay tal mansión Mañana la ha de fundar El hombre con su razón Mamita mía Y con su razón.
En un día como hoy, 16 de junio, pero en 1963, una mujer estaba lista para hacer historia y la hizo.
Luego del remezón astronáutico y noticioso que había sido Yuri Gagarin, las investigaciones científicas, la capacidad cohetera y el ímpetu con el que la Unión Soviética de los años 60 publicitaba su dominio del espacio, eran el caldo de cultivo ideal para que una mujer fuera la elegida para ir a bordo del Vostok 6, cosa que no sucedería nuevamente hasta 19 años más tarde.
Valentina nació en la aldea de Bolshoye Máslennikovo, en el centro de Rusia el 6 de julio de 1937. Hija de una trabajadora textil y un tractorista, estudió por correspondencia y se entrenó desde muy joven como paracaidista, mientras trabajaba en una fábrica textil. Fue su experiencia en el paracaidismo lo que la condujo a su selección como cosmonauta. Tereshkova tuvo el mismo entrenamiento que sus compañeros cosmonautas, "pues el espacio no sabe si eres hombre o mujer", señaló.
La joven Valentina Vladímirovna Tereshkova de 26 años estaba lista para convertirse en la primera mujer en llegar al espacio, y de su grupo de 4 mujeres cosmonautas fue la única seleccionada para entrar en órbita. No sin conflictos, puesto que luego del lanzamiento, la Gaviota (su nombre clave durante la misión) dejó de responder a las órdenes emitidas desde tierra, hasta el día de hoy persiste la incógnita respecto al origen del problema.
Sea como sea, durante su viaje de casi 3 días de duración el cual fue guiado en forma remota desde el control en tierra, pudo cumplir prácticamente todos los objetivos de la misión Vostok 6, incluyendo lograr contacto radial con el tripulante de otro módulo orbital muy similar al de ella, el Vostok 5
Valentina, dentro de su reporte de misión explica que la reentrada a la atmósfera logró calentar incluso el interior de su módulo, generando algo de humo. Como consecuencia, pocos segundos después la cápsula se abre liberándola en su paracaídas para caer con muy poca capacidad de maniobra sobre terrenos agrícolas a 6 kilómetros del pueblo de Pavlovka, donde, ayudada por granjeros, consiguió un teléfono en las cercanías para reportarse y avisar sobre el éxito de su misión.
Luego de su épico vuelo, estudio Ingeniería Espacial, graduándose en 1969 en la Academia de la Fuerza Aérea de Zhukovski. 10 años más tarde obtendría su Doctorado en Ingeniería, en donde desarrolló un dispositivo para el desacoplamiento de las naves, un problema que ella había observado y que era crítico en el lanzamiento de las naves espaciales de la época. Hasta 1997 fue miembro de la Fuerza Aérea y del cuerpo de cosmonautas, actividad que combinó con una activa participación política, llegando a ser parte del Comité Central del Partido Comunista de la URSS.
En una entrevista el año 2003, el periodista le preguntaba acerca de la posibilidad de los viajes a Marte y ella le respondía "Marte como planeta cercano a la Luna llama mucho la atención. Yo por ejemplo, tengo inmensas ganas de ir para allá, incluso si es un viaje solo de ida."
Han pasado 57 años de la hazaña de Valentina y nadie quedó indiferente, se volvió inspiración eterna para miles de mujeres que ven en su gesta a una pionera en demostrar que son capaces de realizar cualquier tipo de actividad. Tanto impresionó que Violeta Parra le dedico unos versos, en ellos le pide que le muestre el mundo con sus ojos, con sus ojos de mujer.

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