Fotografía tomada por la doctora Cristina Dorador, Convencional Constituyente de Chile. CC-BY 4.0
A lo largo de la historia, los representantes de procesos democráticos han tenido un sesgo importante en sexo, género, clase social, origen étnico y formación educacional. El molde para fabricar estos representantes había variado solo para ajustar la cosmética a la de sus tiempos.
Hoy, 4 de julio de 2021, ese molde, si bien no se ha destruido, claramente quedó en desuso y algún día nos parecerá extemporáneo.
Hoy no solo se conformó formalmente la Convención Constituyente, sino que lo hizo en forma paritaria, con una variedad enorme de orígenes, ideas, intereses, dolores y expectativas. Con gente que nació, creció y vivió la realidad de sus distritos, con su pasado, su cultura, su lenguaje y esperanzas comunitarias, con gente que ha alzado su voz para hablar de par a par con la elite centralista y homogénea que siempre la había acallado y que nos ha acompañado por demasiado tiempo.
Así es como se inicia el camino para construir una Constitución que, al fin, se parezca a Chile.